
Hace poco, pensaba en el lugar a donde van a parar todos los naufragos, alejados ya de las tormentas y los huracanes. No me refiero solamente a esos viejos marineros que han pasado toda su vida mirando el mar, que llevan espineles como tatuajes de piratas y las serpientes marinas enroscadas en la piel, me refiero a todos los naufragios espirituales o corporales que suceden.
Todos hemos quedado varados en algun momento, sin rumbo, ni brujula. Todos hemos sido naufragos de amor de jovenes, naufragos perdidos en medio del cemento, naufragos con la mirada ida pidiendo limosna, naufragos de tanto hundirse adentro de botellas y cantinas, naufragos de soledad y cansancio de viejos, naufragos que han varado y han dejado tantos puertos atras.
Yo, por ejemplo, aun soy un naufrago inquieto, ando buscando una isla perfecta para naufragar.