Cielo de las marionetas

Cuando uno entra al cielo de las marionetas, todo tiene la apariencia de un muñeco jalado por mil pitas. El mundo se convierte en un escenario. Las marionetas, bailan, y cambian de pose, de actitud y de vestido.

Estos muñecos de aire han aprendido a amar el cielo de los hombres, brillar entre resplandores mientras ocultan los hilos del azar que mueven sus manos.

Hay sin embargo, un cielo fabricado por las propias marionetas, donde no existen creadores ni seres creados. Cada ser creado es un creador infinito y cada creador es creado por mil seres creados. En ese cielo las marionetas ya no tienen hilos, ni palitos que las sostengan. Vuelan libres como libelulas enamoradas de la desnudez del espacio en el que uno sueña con ellos.

(escrito despues de visitar el museo del juguete en Trujillo)