jueves, marzo 26, 2009

La mujer insaciable


Frente a ella, una se siente pequeño. Nuestro pequeño pajaro cantor, truena, se extiende, voltea sus plumas en vano. La vulva, fue creciendo, al principio demandaba sólo sexo, después quizo, su humanidad, sus sentidos, todos sus organos físicos y espirituales, en suma, su vida. Pasaron varios hombres por ella, sus gemidos se empezaron a apoderar de las calles, su latido empezó a hacerse uno con el tiempo.



Sus labios jugosos, se extendían y ya bordeaban el horizonte. El hombre, los hombres, al contrario, empezaron a hacerse más pequeños, frágiles e indefensos. Los hilos de sus trajes se confundieron con los hilos secretos de la placenta. Ellos volvieron a ser fetos sostenidos en el aire primero. Ya después los amantes pasaron a ser granos de arena que intentaban vadear las boyas y llegar a la orilla entre las olas de ese mar irrepetible, violento, que los sostenía en los interminables remolinos de sus vellos púbicos.



1 comentario:

Wilson Reino dijo...

la ninfomanía es el tema más sublime en el ámbito de lo prohibido, el éxtasis femenino es inmortal, mientras que el masculino-mortal llega a la decadencia sin alcanzar a la diosa de las sensaciones excelsas; me encanta q poeticen sobre el furor uterino....lo máximo